
El sentido del olfato es una parte fundamental de nuestra vida diaria. Nos permite disfrutar de los aromas de la comida, percibir señales de peligro, como el humo o el gas, y crear recuerdos sensoriales que nos acompañan toda la vida. Sin embargo, para quienes padecen anosmia, la realidad es muy diferente. Esta alteración es la pérdida del sentido del olfato y puede ser temporal o permanente y que afecta profundamente la calidad de vida de quienes la padecen.
Durante la pandemia de COVID-19, esta condición se hizo más visible al convertirse en un síntoma común de la enfermedad. Sin embargo, la anosmia no es algo nuevo y puede tener múltiples causas, desde infecciones respiratorias hasta traumatismos craneales o enfermedades neurológicas.
¿Por qué se produce la anosmia?
La anosmia es la incapacidad para percibir olores, que puede presentarse de manera temporal, en resfriados o gripes; o ser crónica e irreversible, cuando hay daño severo en los receptores olfativos o en el sistema nervioso.
Sus causas más frecuentes pueden ser:
- Infecciones respiratorias: virus como la gripe, el resfriado común o el SARS-CoV-2 pueden inflamar la mucosa nasal y afectar los receptores olfativos.
- Rinitis y sinusitis crónicas: la inflamación constante de las fosas nasales puede bloquear los estímulos olfativos.
- Traumatismos craneoencefálicos: golpes en la cabeza pueden dañar el nervio olfatorio y provocar anosmia permanente.
- Enfermedades neurodegenerativas: condiciones como el Parkinson o el Alzheimer pueden afectar el sistema olfativo en sus etapas iniciales.
- Exposición a sustancias tóxicas: algunos productos químicos y medicamentos pueden deteriorar las células olfativas con el tiempo.
- Cirugías o tratamientos médicos: la radioterapia en la cabeza o la nariz puede afectar la percepción de los olores.
Vivir sin olfato
La anosmia no es solo no percibir olores, sino que afecta a múltiples aspectos del día a día. Es mucho más que la pérdida del sentido del olfato: afecta la alimentación, la seguridad, las emociones y la vida social. Aunque algunos casos son reversibles, muchos pacientes deben aprender a vivir con esta condición y encontrar nuevas formas de disfrutar el mundo sin aromas.
- La alimentación: sin sabor ni placer, ya que el olfato y el gusto están íntimamente relacionados. Cuando una persona pierde el olfato, también deja de percibir muchos matices del sabor, ya que gran parte del gusto depende de la combinación de ambos sentidos. Como resultado, los alimentos pueden volverse insípidos, lo que lleva a la pérdida de apetito y disfrute al comer.
- Pérdida de alertas naturales, ya que el olfato es una herramienta de supervivencia. Nos ayuda a identificar peligros invisibles, como el humo de un incendio, una fuga de gas o alimentos en mal estado. Las personas con anosmia pueden estar en riesgo al no detectar estas señales de advertencia.
- Impacto emocional y social, porque la anosmia puede generar estrés, ansiedad y depresión, ya que limita la conexión emocional con los recuerdos y las experiencias cotidianas. Además, afecta las relaciones sociales, ya que los olores desempeñan un papel clave en la atracción y en la memoria afectiva.
La Dra. Ana Herráiz, paciente de anosmia y médico estético en su clínica privada, señala que esta alteración tiene un fuerte impacto en la alimentación ya que "el sabor de los alimentos no depende únicamente del gusto, que distingue los diferentes sabores, sino también del olfato que permite percibir matices complejos en la comida. Sin este sentido, muchos pacientes describen que la comida es insípida y puede acarrear la pérdida de interés por ella". Sin embargo, explica que no es el único aspecto "más allá de la pérdida del placer por la comida, la anosmia puede afectar a otras áreas de nuestra vida como la higiene personal, lo cual nos puede generar inseguridad. Incluso puede afectar a nuestro bienestar mental, pues los olores nos conectan con momentos y recuerdos de nuestra vida, y no hacerlo puede afectar a nuestro estado emocional".
El tratamiento
El tratamiento de la anosmia depende de la causa subyacente. Algunas personas recuperan el olfato con el tiempo, mientras que en otros casos la pérdida es permanente.
1. Terapia olfativa. Una estrategia eficaz es la terapia de reentrenamiento olfativo, que consiste en exponer repetidamente la nariz a diferentes olores (como limón, rosa, clavo o eucalipto) para estimular la regeneración neuronal y mejorar la percepción olfativa. Estudios han demostrado que el entrenamiento olfativo puede mejorar la recuperación en casos de anosmia postviral.
2. Medicación y tratamiento médico:
- En casos de inflamación nasal crónica, los médicos pueden recetar corticoides nasales o antihistamínicos.
- Si la anosmia es causada por una infección, el tratamiento puede incluir antibióticos o antivirales.
- En algunos casos de pérdida post-COVID, se están investigando tratamientos con plasma enriquecido en factores de crecimiento.
La Dra. Herráiz, bajo su perspectiva de paciente y especialista también en microbiota intestinal, también buscó mejorar otros aspectos del estilo de vida mediante la alimentación: "he incorporado suplementos como el zinc, asociado con disfunción olfativa, y el omega 3 además de alimentos rico en él como los pescados grasos pequeños, nueces y semillas. También he presto gran atención a alimentos con alto contenido en vitamina A y probióticos para potenciar el eje intestino-cerebro para mejorar inflamación y apoyar la neuroplasticidad".
3. Cirugía en casos específicos. Cuando la anosmia es provocada por pólipos nasales o una obstrucción física en las vías olfativas, la cirugía puede ayudar a recuperar el sentido del olfato.
Aunque la anosmia puede ser una experiencia frustrante, muchas personas aprenden a adaptarse con el tiempo, como, por ejemplo:
- Usar detectores de humo y gas para compensar la falta de percepción de olores peligrosos.
- Añadir más texturas y especias a la comida para potenciar el disfrute de las comidas.
- Apoyarse en la memoria olfativa: aunque no se pueda oler, recordar los aromas puede generar una respuesta emocional similar.
- Practicar el reentrenamiento olfativo para intentar recuperar parte de la función olfativa.
El avance en la investigación y las terapias olfativas ofrece esperanza para quienes buscan recuperar este sentido esencial. La concienciación sobre la anosmia es clave para entender su impacto y apoyar a quienes la padecen.
Porque solo cuando se pierde, comprendemos realmente el valor de nuestro sentido del olfato.