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El cáncer de hígado es una enfermedad devastadora que afecta a miles de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en 2020 hubo aproximadamente 906.000 nuevos casos de cáncer de hígado en todo el mundo, y se reportaron alrededor de 830.000 muertes relacionadas con esta enfermedad. Las tasas de cáncer de hígado varían según la región, siendo más frecuente en Asia y África.

En cuanto a supervivencia, las tasas varían según la etapa de diagnóstico y el tipo de cáncer hepático. En general, son más favorables cuando se detecta en etapas tempranas (0 y I), con posibilidades de cura mediante cirugía o trasplante de hígado. En etapas intermedias (II y III), las tasas disminuyen, pero aún es posible un tratamiento con intención curativa. En la etapa IV, cuando el cáncer se ha diseminado, las tasas de supervivencia son más bajas, y el tratamiento se enfoca en controlar los síntomas y prolongar la vida. La salud general del paciente y el tipo de tratamiento también influyen en las tasas de supervivencia.

¿Cuáles son sus síntomas?

El cáncer de hígado es uno de los tipos más comunes de cáncer en todo el mundo y es conocido como un "asesino silencioso" porque a menudo no muestra síntomas en sus etapas iniciales. Sin embargo, a medida que avanza, pueden aparecer síntomas como:

  • Dolor en la parte superior derecha del abdomen
  • Pérdida de peso inexplicada
  • Fatiga crónica
  • Ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos)
  • Hinchazón abdomina
  • lPérdida de apetito y sensación de saciedad temprana
  • Sangrado fácil o moratones.

Es importante destacar que algunos de estos síntomas son inespecíficos y pueden atribuirse a otras condiciones médicas. Por lo tanto, es fundamental que cualquier persona que experimente estos síntomas consulte a un médico para un diagnóstico adecuado.

¿Qué tipos de cáncer de hígado existen?:

El cáncer de hígado se puede dividir en varios tipos, siendo los más comunes el carcinoma hepatocelular (CHC) y el colangiocarcinoma.

  • Carcinoma hepatocelular (CHC): Este tipo de cáncer se origina en las células hepatocelulares y representa la mayoría de los casos de cáncer de hígado. Suele estar relacionado con la cirrosis hepática, causada por factores como el consumo excesivo de alcohol, la infección crónica por hepatitis B o C, y la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
  • Colangiocarcinoma: Se desarrolla en los conductos biliares dentro o fuera del hígado y es menos común que el CHC. Los factores de riesgo incluyen la enfermedad de colangitis esclerosante primaria y la infección crónica por hepatitis B o C.
¿Cómo tratarlo y qué se puede hacer para prevenirlo?

El tratamiento del cáncer de hígado depende de varios factores, incluida la etapa en la que se encuentra la enfermedad, la salud general del paciente y la extensión del tumor. Las opciones de tratamiento incluyen:

  • Cirugía: En las etapas iniciales, la cirugía para extirpar el tumor o el trasplante de hígado pueden ser opciones.
  • Ablación: Se utiliza calor o frío para destruir las células cancerosas en el hígado.
  • Quimioterapia y radioterapia: Pueden utilizarse para reducir el tamaño del tumor o para tratar el cáncer de hígado avanzado.
  • Terapias dirigidas e inmunoterapia: Estas terapias están diseñadas para atacar específicamente las células cancerosas y estimular el sistema inmunológico para combatir el cáncer.

En cuanto a la prevención, es un factor clave para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de hígado. Algunas medidas preventivas incluyen:

  • Vacunación contra la hepatitis B.
  • Pruebas regulares para detectar y tratar la hepatitis B y C.
  • Evitar el consumo excesivo de alcohol.
  • Mantener un peso corporal saludable y prevenir la obesidad.
  • Evitar la exposición a carcinógenos como aflatoxinas (presentes en algunos alimentos contaminados).
  • Limitar el uso de medicamentos que puedan dañar el hígado sin supervisión médica.

En conclusión, el cáncer de hígado es una enfermedad grave con una alta prevalencia en todo el mundo. La prevención y la detección temprana son esenciales para mejorar las tasas de supervivencia. La investigación continua en tratamientos innovadores y la conciencia pública son cruciales en la lucha contra esta enfermedad devastadora.