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Una enfermedad silenciosa que exige una mayor concienciación, diagnóstico precoz y avances en investigación

El cáncer de ovario es uno de los grandes retos oncológicos a los que se enfrenta la salud femenina en España. Aunque no es el tumor más frecuente en mujeres (superado por el de mama o el de colon), sí es uno de los más agresivos y difíciles de diagnosticar, y el que más preocupa por su elevada mortalidad relativa. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cada año se diagnostican más de 3.300 nuevos casos en nuestro país, y muchas mujeres llegan a consulta en fases avanzadas debido a la inespecificidad de los síntomas.

Un enemigo silencioso

El principal problema del cáncer de ovario es su falta de signos evidentes en etapas tempranas. Sus síntomas -como hinchazón abdominal, molestias digestivas, dolor pélvico o necesidad urgente de orinar- suelen confundirse con alteraciones gastrointestinales comunes. Esto hace que, en muchos casos, el diagnóstico se retrase hasta fases avanzadas, cuando la enfermedad ya se ha diseminado más allá del ovario y las opciones terapéuticas son más limitadas.

El cáncer de ovario afecta principalmente a mujeres a partir de los 50 años, aunque puede aparecer antes. Entre los factores de riesgo conocidos se encuentran antecedentes familiares de cáncer de ovario o mama, mutaciones genéticas como BRCA1 y BRCA2, la menopausia tardía o la nuliparidad (no haber tenido hijos). No obstante, muchas mujeres diagnosticadas no presentan ninguno de estos factores, lo que complica aún más la prevención.

Avances terapéuticos

Pese a su complejidad, en los últimos años se han producido importantes avances en su abordaje. La cirugía citorreductora y la quimioterapia siguen siendo el tratamiento estándar, pero la aparición de terapias dirigidas como los inhibidores de PARP ha supuesto un paso adelante, especialmente en pacientes con mutaciones genéticas.

Además, la investigación en biomarcadores, inteligencia artificial aplicada al diagnóstico precoz y ensayos clínicos en inmunoterapia abren la puerta a una mejora del pronóstico en los próximos años. Según estimaciones de SEOM, la tasa de supervivencia a cinco años se sitúa actualmente en torno al 45 %, pero mejora considerablemente cuando la enfermedad se detecta a tiempo.

La importancia de la concienciación

El seguimiento especializado, el acompañamiento emocional y el acceso a equipos multidisciplinares son fundamentales en el abordaje integral del cáncer de ovario. Las asociaciones de pacientes, como ASACO (Asociación de Afectadas por Cáncer de Ovario), desempeñan un papel clave para dar visibilidad a la enfermedad, fomentar la detección precoz y reclamar más recursos para la investigación.

Porque hablar del cáncer de ovario no es solo cuestión médica, sino también de compromiso social. Concienciar, apoyar, investigar y avanzar son las únicas vías para lograr que esta enfermedad deje de ser una amenaza silenciada para tantas mujeres en España.