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La ansiedad es ya el problema de salud mental más frecuente en España. Según las últimas cifras obtenidas desde Atención Primaria y recogidas por el Ministerio de Sanidad, el 6,7 % de la población está oficialmente diagnosticada de algún trastorno ansioso, que afecta a las mujeres el doble que a los hombres. Un dato que, en realidad, es muy superior, ya que este porcentaje solo representa a aquellas personas oficialmente diagnosticadas.

Pero ¿qué es exactamente la ansiedad?

La ansiedad es un sentimiento descrito habitualmente como inquietud, nerviosismo o miedo. Es una reacción natural ante situaciones estresantes, que guarda algunas similitudes con otras reacciones emocionales, como la alegría, el enfado, la tristeza y el miedo. Sin embargo, cuando esta ansiedad es intensa, persistente y afecta a la capacidad de una persona para llevar a cabo sus actividades diarias, puede estar frente a un trastorno de ansiedad.

Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado, o vamos a experimentar, algún episodio de ansiedad. El problema viene cuando ésta limita nuestra vida. Por tanto, se puede decir que el problema no es tener ansiedad, sino cuando esta ansiedad es desproporcionada o está desajustada a la realidad.

Si la ansiedad no se diagnostica ni se trata adecuadamente, puede desencadenar una serie de problemas en la vida de la persona.

¿Qué problemas puede originar la ansiedad si no es diagnosticada de forma precoz?

Entre los problemas que puede desencadenar la ansiedad se encuentran:

  • Deterioro físico: La ansiedad crónica provoca una serie de síntomas físicos, como palpitaciones, sudoración excesiva, temblores, mareos y fatiga. A largo plazo, puede contribuir a problemas de salud más graves, como enfermedades cardíacas, hipertensión y trastornos digestivos.
  • Problemas cognitivos: A menudo experimentan pensamientos obsesivos, preocupaciones persistentes y dificultad para concentrarse, lo que puede afectar a su rendimiento en el trabajo, dificultar la toma de decisiones…
  • Deterioro emocional: La ansiedad no tratada puede conducir a otros trastornos emocionales, como la depresión. Además, puede disminuir la autoestima y la confianza en uno mismo.
  • Aislamiento social: Las personas con trastornos de ansiedad a menudo evitan situaciones que les provocan ansiedad. Esto puede llevar al aislamiento social, lo que, a su vez, puede exacerbar los síntomas de la ansiedad y la depresión.
  • Problemas en las relaciones: Puede causar irritabilidad, lo que puede resultar en conflictos con familiares y amigos. Además, la comprensión limitada del entorno sobre el trastorno puede generar tensiones y malentendidos.
  • Abuso de sustancias: Algunas personas recurren al alcohol, drogas o medicamentos para aliviar o escapar de los síntomas de ansiedad, lo que puede empeorar los síntomas y llevar a la dependencia.
  • Problemas laborales y económicos: La ansiedad no tratada puede afectar el rendimiento laboral, llevar a ausencias frecuentes y, en casos extremos, resultar en la pérdida del empleo.
  • Problemas de sueño: Es común que las personas con ansiedad experimenten insomnio, pesadillas o sueño inquieto, lo que puede llevar a un ciclo de fatiga y mayor ansiedad.

Es crucial que las personas que sospechan que pueden tener un trastorno de ansiedad busquen ayuda profesional. El diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado, que puede incluir terapia, medicación o una combinación de ambos, pueden prevenir muchos de los problemas derivados de la ansiedad no tratada

¿Cómo se trata la ansiedad?

El tratamiento de la ansiedad varía según la naturaleza y severidad de los síntomas, así como de las necesidades individuales de cada paciente. Algunos de los enfoques más comunes para tratarla son:

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Una de las formas más efectivas de tratamiento para muchos trastornos de ansiedad. La TCC ayuda a las personas a identificar y desafiar patrones de pensamiento negativos y comportamientos que perpetúan la ansiedad. A través de esta terapia, los pacientes aprenden habilidades prácticas para enfrentar y reducir la ansiedad.
  • Medicación: Existen varios tipos de medicamentos que se pueden prescribir para tratar la ansiedad, como las benzodiazepinas, los antidepresivos (especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), la buspirona, etc.
  • Terapia de exposición: Es especialmente útil para trastornos como el trastorno de ansiedad social y el trastorno de estrés postraumático (TEPT). Implica exponer al paciente a la fuente de su ansiedad en un ambiente controlado para ayudarle a superar su miedo.
  •  Terapia de relajación: Técnicas como la meditación, la respiración profunda y el entrenamiento autógeno pueden ayudar a relajar el cuerpo y reducir la ansiedad.
  • Biofeedback y neurofeedback: Estas técnicas enseñan a los pacientes a controlar funciones fisiológicas para reducir la ansiedad.
  • Terapias complementarias y alternativas: Como la acupuntura, la aromaterapia, y el masaje pueden ser beneficiosas para algunas personas.
  • Cambios en el estilo de vida: Ejercicio regular, dieta equilibrada, evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol, y establecer una rutina de sueño saludable pueden ayudar a manejar los síntomas de ansiedad.
  • Grupos de apoyo: Participar en grupos de apoyo puede proporcionar una plataforma para compartir experiencias y estrategias de afrontamiento.

Es fundamental que cualquier persona que experimente síntomas de ansiedad busque ayuda profesional para recibir un diagnóstico adecuado y discutir las mejores opciones de tratamiento. Cada individuo es único, por lo que lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra. Con el tratamiento adecuado, muchas personas con trastornos de ansiedad pueden llevar una vida plena y gratificante. Y, sobre todo, feliz.