images

La obesidad es un problema complejo y multifactorial, y su solución -aún lejos- requiere de esfuerzos coordinados y sostenidos a lo largo del tiempo. Es difícil predecir exactamente cuándo dejará de ser un problema de salud pública, ya que esto dependerá de un amplio abanico de factores, incluyendo cambios en el comportamiento social, la implementación de estrategias a nivel nacional, intervenciones médicas y avances en la investigación.

De hecho, nuestro país se encuentra en alerta roja por obesidad, estimándose que cerca de un 40 % de la población tendrá esta patología en 2035. Por tanto, para que la obesidad deje de ser un problema de salud pública, se necesitarán cambios significativos en varios aspectos de la sociedad. Un asunto donde los especialistas en Medicina Preventiva y Salud Pública tienen mucho que decir, pero, también por hacer.

La Medicina Preventiva como pilar fundamental en la lucha contra la obesidad en España

La obesidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud pública no solo en España, sino en todo el mundo. Esta enfermedad crónica se asocia con numerosas comorbilidades, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer, lo que representa una carga significativa para los sistemas de salud. En este contexto, la Medicina Preventiva emerge como uno de los actores clave para hacerle frente, no solo a través del diagnóstico temprano sino también mediante la promoción de estilos de vida saludables y la prevención de factores de riesgo, como son:

  • Mejorar la educación en torno a la nutrición y la actividad física desde edades tempranas
  • Asegurar que todos los grupos de la población tengan acceso a alimentos frescos y saludables
  • Crear entornos más saludables que promuevan la actividad física y reduzcan el sedentarismo
  • Implementar políticas y estrategias que fomenten la producción y consumo de alimentos saludables, limitándose la disponibilidad y promoción de alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas
  • Mejorar el acceso a servicios de prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad
  • Invertir en investigación para entender mejor la obesidad y desarrollar intervenciones más efectivas
  • Fomentar un cambio cultural que valore la salud y el bienestar, y que reconozca la importancia de mantener un peso saludable.

Aunque se están haciendo esfuerzos en todas estas y más áreas, el cambio es lento, no es una situación que pueda cambiar de la noche a la mañana.

La obesidad: una patología rodeada de estigmas

El estigma de la obesidad es un problema grave y generalizado que afecta a millones de personas en todo el mundo y se manifiesta a través de prejuicios, discriminación y estereotipos negativos hacia las personas que la padecen. Algunos de los factores que contribuyen al estigma de la obesidad son los propios medios de comunicación, quienes a menudo hacen una representación negativa de estas personas, asociándolas con la pereza, la falta de voluntad o la falta de autocontrol. También, en muchas culturas, existe un ideal de belleza asociado a la delgadez, lo que puede contribuir a actitudes negativas hacia las personas con sobrepeso u obesidad.

En líneas generales, existe un desconocimiento generalizado sobre las complejas causas de la obesidad, que incluyen factores genéticos, metabólicos, sociales y ambientales, más allá del control individual. Esto lleva en gran parte de los casos a la auto discriminación, lo que se traduce en que las personas obesas también pueden internalizar estas actitudes negativas, lo que puede llevar a la baja autoestima, la depresión y otros problemas de salud mental.

Pero, más allá de superar este estigma, para lo que hace falta un alto grado de educación social, la identificación temprana de individuos en riesgo de desarrollar obesidad o aquellos que ya presentan sobrepeso es un pilar fundamental de la Medicina Preventiva. La realización de chequeos regulares o evaluaciones del índice de masa corporal (IMC) pueden proporcionar información valiosa para el diagnóstico precoz de la obesidad.

En este sentido, la Medicina Preventiva se enfoca en la implementación de estrategias de prevención primaria, secundaria y terciaria para combatir la obesidad. La prevención primaria se centra en evitar la aparición de la obesidad en individuos sanos, mientras que la prevención secundaria apunta a la detección y tratamiento tempranos para prevenir la progresión de la enfermedad en aquellos que ya presentan sobrepeso u obesidad. Por último, la prevención terciaria busca minimizar las complicaciones y mejorar la calidad de vida de los individuos afectados.

Por tanto, para hacer frente a la obesidad será necesario un compromiso en el largo plazo y la colaboración de sector público y privado, comunidad médica y asociaciones de pacientes para lograr un impacto significativo en la reducción de la obesidad y sus enfermedades asociadas.

La buena noticia es que incluso pequeñas reducciones en el peso pueden tener grandes beneficios para la salud. Con un enfoque integral y el compromiso de toda la sociedad, es posible reducir la carga de la obesidad y mejorar la salud pública.