
Cada 14 de febrero se conmemora el Día Europeo de la Salud Sexual, una fecha clave para reflexionar sobre la importancia de la educación, la prevención y el acceso a la atención médica en materia de salud sexual y reproductiva. Este año, la preocupación se centra en el alarmante aumento de las infecciones de transmisión Sexual (ITS) entre los jóvenes, un fenómeno que los expertos atribuyen a la falta de información, el descenso en el uso de preservativos y la normalización de conductas de riesgo.
Un problema creciente: el auge de las ITS
Según los últimos informes epidemiológicos, los casos de sífilis, gonorrea, clamidia, Hepatitis y VIH han aumentado en los últimos años, especialmente en la población de entre 15 y 25 años. Las cifras en Europa reflejan un incremento del 30% en la incidencia de estas infecciones en la última década, con un impacto significativo en la salud pública.
Los especialistas advierten de que este repunte responde a diversos factores, entre ellos:
- Relajación en el uso del preservativo: aunque el condón sigue siendo la mejor barrera de protección contra las ITS, estudios recientes muestran que su uso ha disminuido entre los jóvenes.
- Falta de educación sexual: la desinformación y la falta de programas de educación afectiva y sexual de calidad en las escuelas dificultan que los adolescentes tengan conocimientos claros sobre prevención y riesgos.
- Mayor número de parejas sexuales y uso de apps de citas: la inmediatez y accesibilidad de contactos a través de plataformas digitales ha cambiado la manera en que los jóvenes establecen relaciones, sin que siempre se acompañe de prácticas sexuales seguras.
- Percepción errónea del riesgo: muchas ITS pueden ser asintomáticas o presentar síntomas leves, lo que lleva a que las personas afectadas no busquen atención médica y sigan transmitiendo la infección sin saberlo.
¿Qué hacer para frenar el avance de las ITS en jóvenes?
Ante esta realidad, expertos y entidades sanitarias coinciden en que es fundamental reforzar la prevención y mejorar la detección temprana de las infecciones. Entre las principales estrategias destacan:
- Educación sexual integral desde edades tempranas: uno de los pilares clave para prevenir las ITS es la información. La educación sexual en los colegios e institutos debe abordar no solo cuestiones biológicas, sino también aspectos relacionados con el consentimiento, la afectividad y las relaciones saludables. Se ha demostrado que los programas educativos bien diseñados no fomentan prácticas sexuales tempranas, sino que ayudan a que los jóvenes tomen decisiones responsables.
- Promoción del uso del preservativo: los preservativos masculinos y femeninos siguen siendo la mejor herramienta para prevenir la transmisión de ITS. Sin embargo, su uso ha disminuido, en parte, por una falta de campañas de concienciación dirigidas a los más jóvenes. Iniciativas que fomenten su acceso gratuito en centros educativos, universitarios y espacios de ocio pueden contribuir a su normalización y uso habitual.
- Acceso a pruebas diagnósticas y tratamiento: si no se detectan a tiempo, las ITS pueden derivar en complicaciones graves como infertilidad, infecciones crónicas o mayor susceptibilidad a otras enfermedades. Es imprescindible que los jóvenes tengan acceso a pruebas de detección gratuitas o a bajo coste, así como a tratamientos adecuados y sin estigmas. Facilitar la autoexploración y la consulta médica sin tabúes es clave para fomentar la detección temprana.
- Uso de nuevas tecnologías para la concienciación: las redes sociales y plataformas digitales son herramientas clave para llegar a la población joven con mensajes de prevención y concienciación. Campañas innovadoras que incluyan influencers, gamificación o iniciativas interactivas pueden ayudar a transmitir mensajes de forma más efectiva y cercana.
- Lucha contra el estigma y la desinformación: muchas ITS siguen estando rodeadas de desinformación y estigma, lo que provoca que los jóvenes eviten hablar de estos temas o se sientan avergonzados de buscar ayuda. Es fundamental promover una conversación abierta sobre la salud sexual y normalizar la realización de pruebas de detección, al igual que se hace con otros aspectos de la salud. Diversas asociaciones, como Apoyo Positivo o CESIDA, trabajan de forma conjunta con las administraciones para luchar contra el estigma que, a día de hoy, todavía, siguen teniendo estas infecciones.
Un compromiso conjunto
El aumento de las infecciones de transmisión sexual en jóvenes es un problema de salud pública que requiere una respuesta coordinada. Desde la educación hasta la accesibilidad a métodos de prevención y diagnóstico, es necesario un enfoque global que involucre a las instituciones, profesionales sanitarios, educadores y a la propia juventud.
Por ello, el mensaje es claro: la información y la prevención son nuestras mejores herramientas para garantizar una vida sexual segura y saludable. Frenar el avance de las ITS no solo es posible, sino imprescindible.