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El 27 de junio se celebra el Día Mundial del Microbioma, una fecha que nos invita a poner el foco en los billones de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y que influyen, de forma decisiva, en nuestra salud y bienestar. Lejos de ser un tema exclusivo de la investigación científica, entender el microbioma se está convirtiendo en una clave esencial para la medicina del presente y del futuro.

El microbioma humano es el conjunto de bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que viven en distintos puntos de nuestro cuerpo, principalmente en el intestino, pero también en la piel, la boca, los pulmones o el aparato reproductor.

Aunque suene paradójico, tenemos más células microbianas que humanas: se estima que el cuerpo humano alberga más de 100 billones de microorganismos, con una diversidad genética que supera en más de 150 veces la del genoma humano, formando una compleja red de relaciones que afecta desde la digestión hasta el estado de ánimo.

¿Por qué es importante para nuestro organismo?

Un microbioma equilibrado cumple funciones esenciales:

  • Facilita la digestión y absorción de nutrientes
  • Regula el sistema inmunitario
  • Protege frente a patógenos
  • Produce vitaminas como la B12 o la K
  • Influye en la salud mental a través del eje intestino-cerebro

En palabras de la Dra. Ana Herráiz, especialista en antiaging y doctorada en Microbiota Intestinal por la UCM, "cuando hay una disbiosis, un desequilibrio en la composición o función del microbioma, se asocia con múltiples enfermedades: trastornos metabólicos como la obesidad y la diabetes tipo 2, enfermedades inflamatorias intestinales, alergias, problemas dermatológicos, trastornos neurológicos y ansiedad o depresión".

¿Cómo debemos cuidarlo?

Expertos en microbiota, como la Dra. Herráiz, recomiendan una dieta rica en fibra (frutas, verduras, legumbres, cereales integrales); consumo regular de alimentos fermentados (yogur, kéfir, chucrut); evitar el uso innecesario de antibióticos, además de limitar el consumo de azúcares y ultraprocesados y mantener un estilo de vida activo y con niveles bajos de estrés.

Además, "es fundamental no abusar de los antibióticos ya que alteran drásticamente el microbioma y puede tardar meses en recuperarse. Siempre deben ser prescritos de forma racional. Además de realizar una buena higiene del sueño y evitar tóxicos ambientales como el tabaco, el alcohol en exceso y ciertos contaminantes porque alteran la composición microbiana intestinal. También, la exposición a la biodiversidad ambiental, sobre todo en la infancia, se relaciona con un microbioma más robusto y menor riesgo de enfermedades inflamatorias", recomienda la Dra. Ana Herráiz.