
El Parkinson es una de las enfermedades neurológicas más comunes del mundo. A menudo se asocia con los temblores, que son uno de sus síntomas más visibles, pero esta afección va mucho más allá de ese signo característico.
Aunque es cierto que el temblor en reposo es uno de los síntomas clásicos del Parkinson, hay otros muchos signos y efectos secundarios que no siempre son tan reconocidos o comprendidos. En este artículo, profundizamos en los aspectos menos conocidos de la enfermedad, sus implicaciones más allá de los temblores y cómo se puede mejorar la vida de los pacientes a través de un enfoque integral y multidisciplinario.
¿En qué consiste el Parkinson?
Es una enfermedad neurodegenerativa crónica que afecta al sistema nervioso central. En concreto, afecta a las células nerviosas (neuronas) que producen dopamina, un neurotransmisor fundamental para la coordinación de los movimientos. Con el tiempo, la pérdida de estas células provoca una serie de problemas motores, como rigidez muscular, dificultad para caminar y, en algunos casos, pérdida del equilibrio.
El origen exacto de la enfermedad aún no se conoce, pero se sabe que factores genéticos y ambientales juegan un papel importante en su desarrollo. El Parkinson afecta principalmente a personas mayores, pero no se limita exclusivamente a esta franja etaria: también pueden diagnosticarlo personas jóvenes, en lo que se conoce como Parkinson juvenil.
Más allá de los temblores: otros síntomas y efectos
1. Problemas de movilidad: los temblores no son el único síntoma motor asociado al Parkinson. Los pacientes suelen experimentar otros problemas relacionados con la movilidad:
- Rigidez muscular: los músculos se vuelven tensos, lo que dificulta el movimiento.
- Bradicinesia: se refiere a la lentitud de movimiento, lo que dificulta actividades cotidianas como caminar, levantarse de una silla o escribir.
- Inestabilidad postural: las personas con Parkinson pueden tener problemas de equilibrio y caídas frecuentes debido a la dificultad para mantener una postura erguida.
2. Síntomas no motores: aunque los problemas motores son los más visibles, el Parkinson también afecta a otras áreas del funcionamiento humano. Estos síntomas no motores son menos conocidos, pero pueden ser igual de debilitantes:
- Trastornos cognitivos: muchos pacientes experimentan problemas con la memoria, la concentración y el razonamiento. A medida que la enfermedad progresa, algunos pueden desarrollar demencia de Parkinson, un trastorno neurocognitivo grave.
- Alteraciones del estado de ánimo: la depresión y la ansiedad son comunes entre las personas con Parkinson. La dificultad para hacer frente a los cambios en el cuerpo y las limitaciones físicas pueden tener un gran impacto emocional.
- Problemas del sueño: las personas con Parkinson pueden sufrir insomnio, pesadillas o el síndrome de las piernas inquietas, lo que interfiere con un descanso adecuado.
- Dificultades para hablar y tragar: el Parkinson puede afectar los músculos que controlan el habla, lo que lleva a una voz monótona o suave. También puede causar problemas para tragar alimentos y líquidos, lo que aumenta el riesgo de atragantamiento.
3. Síntomas autonómicos: el sistema nervioso autónomo, que controla funciones involuntarias como la presión arterial, el ritmo cardíaco y la digestión, también puede verse afectado. Esto puede causar:
- Hipotensión ortostática: un descenso repentino de la presión arterial al ponerse de pie, lo que puede provocar mareos o desmayos.
- Trastornos gastrointestinales: el estreñimiento es común debido a la ralentización del sistema digestivo. También puede haber problemas con la sudoración excesiva o la regulación de la temperatura corporal.
- Disfunción sexual: las personas con Parkinson pueden experimentar disfunción sexual, tanto en hombres como en mujeres, debido a los cambios en la dopamina y los efectos secundarios de la medicación.