El herpes Zóster, también conocido como culebrilla, es una infección viral que afecta a aproximadamente un tercio de la población en algún momento de su vida. Esta enfermedad provoca una erupción cutánea dolorosa y, aunque puede presentarse en cualquier parte del cuerpo, suele aparecer como una banda de ampollas que envuelve un lado del torso.
La causa directa del herpes Zóster es la reactivación del virus varicela-zoster (VVZ), el mismo virus que causa la varicela. Después de haber padecido varicela, el virus permanece en estado latente en los ganglios nerviosos y puede reactivarse años después como herpes zoster. Esto puede ocurrir por diferentes razones, tales como:
- Inmunosupresión: en personas con sistemas inmunitarios debilitados, ya sea por enfermedades como el VIH, tratamientos como la quimioterapia, o por uso de medicamentos inmunosupresores.
- Edad avanzada: el riesgo de desarrollar herpes zoster aumenta con la edad, especialmente después de los 50 años.
- Estrés severo: situaciones de estrés prolongado o severo pueden afectar el sistema inmunitario y facilitar la reactivación del virus.
Los síntomas del herpes zoster varían en gravedad, pero generalmente incluyen:
- Erupción cutánea: aparece como un conjunto de ampollas rojas, que suelen seguir la trayectoria de un nervio en un lado del cuerpo o la cara. Estas ampollas suelen estar acompañadas de dolor.
- Dolor: antes de que aparezca la erupción, los pacientes pueden experimentar sensaciones de hormigueo, picazón o dolor en el área afectada.
- Otros síntomas: fiebre, fatiga y dolor de cabeza pueden acompañar a la erupción.
Una complicación común del herpes zoster es la neuralgia postherpética, un dolor nervioso que persiste después de que la erupción cutánea ha desaparecido. Otras complicaciones incluyen infecciones secundarias de las ampollas o meningitis. Además, una forma complicada de herpes zoster es el zoster oftálmico, que afecta el nervio óptico y puede poner en riesgo la vista.
En cuanto a especialistas, el herpes Zóster es generalmente tratado por un médico general o un internista. Sin embargo, en casos donde la erupción es extensa o complicada, se pueden requerir otro tipo de especialistas como:
- Dermatólogo: para el manejo de la piel y las complicaciones cutáneas.
- Neurólogo: para tratar el dolor severo o complicaciones nerviosas como la neuralgia postherpética.
- Oftalmólogo: en casos de zoster oftálmico para manejar las afectaciones oculares.
El tratamiento puede incluir antivirales para reducir la severidad y duración de la enfermedad, analgésicos para el manejo del dolor, y en algunos casos, corticosteroides para reducir la inflamación.
El herpes Zóster es una enfermedad viral seria que necesita atención médica, especialmente en personas mayores o inmunocomprometidas. Reconocer los síntomas y buscar atención temprana es crucial para reducir el riesgo de complicaciones y aliviar el dolor asociado con esta condición.