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El estrés visual, también conocido como astenopia, es una condición que se refiere a la fatiga o tensión ocular que se produce tras realizar actividades que requieren una concentración visual sostenida en el tiempo, como puede ser leer, trabajar con ordenador o conducir por largos períodos de tiempo.

Una condición en crecimiento dada, en gran medida, por el entorno audiovisual en el que vivimos en la actualidad, caracterizado por un uso prolongado de dispositivos electrónicos. Estamos en una era digital donde pasamos muchas horas delante de pantallas, ya sean móviles, portátiles, tablets y televisión consumida por múltiples plataformas que emiten luz azul, que, en grandes dosis, puede causar cansancio ocular.

A nivel mundial, ha habido un aumento notable de los síntomas relacionados con la fatiga visual, directamente impactado por el incremento del teletrabajo y las clases virtuales a raíz de la pandemia de COVID-19, factores que han intensificado la exposición a las pantallas, lo que probablemente ha contribuido al aumento de casos de astenopia.

Algunos de los factores que pueden propiciar el estrés visual son:

  • Iluminación inadecuada: Trabajar o leer con una luz demasiado fuerte o tenue puede provocar fatiga en los ojos.
  • Distancia incorrecta de la pantalla: Mantener una pantalla muy cerca o muy lejos de los ojos puede hacer que estos trabajen más de lo necesario.
  • Problemas de refracción no corregidos: Las personas con miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia no corregidos tienden a forzar más la vista, lo que puede conducir a la astenopia.
  • Parpadeo insuficiente: Al concentrarnos en tareas visuales, tendemos a parpadear menos, lo que puede secar la superficie ocular.
Pero ¿cómo sé si tengo estrés visual? Diagnóstico y tratamiento de la astenopia

Algunos de los síntomas más comunes informados por los pacientes con astenopia son, entre otros:

  • Ojos rojos o llorosos, e incluso, a veces, picor
  • Sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo
  • Malestar o pesadez en los párpados
  • Dolores de cabeza
  • Dificultad para concentrarse en tareas visuales
  • Sensación de fatiga o ansiedad
  • Visión borrosa o doble
  • Mayor sensibilidad a la luz

A pesar de que el estrés visual no suele causar un daño permanente en los ojos, su presencia recurrente puede afectar de forma considerable a la calidad de vida de las personas. Uno de los principales desafíos es la adopción de hábitos saludables en un mundo cada vez más digitalizado. La regla 20-20-20, una de las técnicas recomendadas para reducir el riesgo de astenopia, propone realizar una pausa cada 20 minutos y mirar algo a 20 pies de distancia durante al menos 20 segundos.

La ciencia y la tecnología han avanzado en favor de mejorar la experiencia visual y reducir la fatiga ocular. Algunos de estos avances son:

  • Lentes con filtro de luz azul: Estas lentes ayudan a bloquear la luz azul nociva emitida por dispositivos electrónicos, reduciendo el estrés visual.
  • Softwares y aplicaciones: Existen programas y apps que ajustan automáticamente el tono y el brillo de las pantallas según la hora del día, reduciendo la emisión de luz azul en horas nocturnas.
  • Investigación sobre lágrimas artificiales: La sequedad ocular es una queja común en quienes sufren de astenopia. Las lágrimas artificiales de nueva generación buscan emular más de cerca la composición de las lágrimas naturales.

El estrés visual es, por tanto, una condición que surge debido a la demanda visual de nuestro entorno moderno. Aunque representa un desafío en la vida cotidiana de muchos, los avances en tecnología y la conciencia sobre su prevención nos ofrecen herramientas útiles para combatirlo; aunque, obvio, es esencial adoptar buenos hábitos y estar al tanto de las innovaciones para mantener una salud visual óptima.

Ante la astenopia o cualquier otro problema visual, es importante acudir a un especialista que, en el caso de España suelen ser bien los optometristas, que son los profesionales que se especializan en la medición de la vista, detección de defectos visuales y corrección mediante gafas o lentes de contacto, quienes pueden ofrecer consejos y ejercicios para mejorar la fatiga visual; bien los oftalmólogos, que son los especialistas en la salud visual y el tratamiento de enfermedades de los ojos, al que hay que acudir si la astenopia es un síntoma de un problema más grave, o si no se resuelve con medidas básicas.