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Las varices son venas dilatadas que se desarrollan, generalmente, en las piernas, cuando las válvulas venosas que regulan el flujo sanguíneo no funcionan correctamente. Las venas tienen válvulas que evitan que la sangre fluya hacia atrás, y cuando éstas se debilitan o dañan, la sangre puede acumularse en las venas, lo que provoca su ensanchamiento y la formación de varices. Algunos de sus síntomas son:

  • Venas visibles: En la superficie de la piel, apareciendo como venas azules o moradas retorcidas y dilatadas.
  • Dolor y molestias: Las personas a menudo experimentan dolor, pesadez, picazón, ardor o calambres.
  • Hinchazón: Frecuentemente en las piernas y tobillos, especialmente después de largos períodos de pie o sentado.
  • Cambios en la piel: Puede volverse más oscura o inflamada, así como aparecer úlceras en la piel en casos graves.
El tratamiento de las varices varía según la gravedad que revistan

El diagnóstico de las varices se realiza a través de un examen físico realizado por un médico. En algunos casos, se pueden realizar pruebas adicionales, como una ecografía Doppler, para evaluar el flujo sanguíneo en las venas y determinar la gravedad del problema. Una vez realizada la diagnosis por parte del angiólogo, el tratamiento puede variar según la gravedad de la afección. A la hora de planificar el tratamiento, habrá tipos que pueden requerir cirugía, en particular si estamos frente a varices situadas en grandes troncos venosos. Sin embargo, otras podrán ser simplemente esclerosadas con buenos resultados. También puede haber varices residuales que no han respondido suficientemente bien a estos tratamientos, donde el láser puede ofrecer buenos resultados.

Entre los tratamientos pautados, entre otros muchos, se encuentran:

  • Escleroterapia: Un médico inyecta una solución en las varices para cerrarlas y redirigir el flujo sanguíneo hacia venas más saludables.
  • Ablación con láser: Para cerrar las venas afectadas, redirigiendo el flujo sanguíneo hacia venas más sanas.
  • Cirugía: En casos graves o cuando otros tratamientos no funcionan, se pueden extirpar las varices.

Al igual que sucede en un amplio abanico de patologías, el diagnóstico precoz y tratamiento temprano puede prevenir complicaciones graves como úlceras o trombosis venosas profunda.

Las varices: una patología común en el embarazo

Las varices son una preocupación común para muchas mujeres embarazadas, ya que pueden aparecer o empeorar debido a los cambios hormonales y físicos que ocurren durante la gestación, como pueden ser:

  • Aumento del volumen sanguíneo: El cuerpo de experimenta un aumento significativo en el volumen sanguíneo para proporcionar nutrientes y oxígeno al feto en desarrollo, lo que puede ejercer presión adicional sobre las venas, especialmente en las piernas.
  • Cambios hormonales: El cuerpo produce hormonas como el estrógeno y la progesterona en cantidades mucho mayores. Estas hormonas pueden debilitar las paredes de las venas y hacer que se dilaten con mayor facilidad.
  • Presión del útero: A medida que el útero crece para dar cabida al feto en crecimiento, ejerce presión sobre las venas de la pelvis y la parte inferior del abdomen, lo que puede dificultar el retorno de la sangre desde las piernas hacia el corazón, lo que contribuye a la formación de varices.
  • Herencia: Si una mujer tiene antecedentes familiares, es más probable que desarrolle varices en el embarazo.
  • Estilo de vida: Factores como la falta de ejercicio, el sobrepeso y estar de pie o sentada durante largos períodos de tiempo pueden aumentar el riesgo de desarrollar varices durante el embarazo.

Aunque las varices son comunes durante el embarazo, hay medidas que se pueden tomar para prevenir su aparición o reducir su gravedad:

  • Ejercicio regular: Fortalece los músculos de las piernas y ayuda a mejorar la circulación sanguínea. Caminar, nadar y hacer ejercicios de piernas son opciones efectivas.
  • Elevar las piernas por encima del nivel del corazón: Puede ayudar a reducir la hinchazón y la presión en las venas de las piernas.
  • Evitar estar de pie o sentada durante mucho tiempo: Cambiar de posición y dar pequeños paseos durante el día puede mejorar la circulación sanguínea.
  • Usar medias de compresión: Pueden ayudar a mejorar la circulación sanguínea en las piernas y reducir la incomodidad causada por las varices.
  • Hidratación y dieta saludable: Previene el estreñimiento, lo que puede agravar las varices.

Con independencia de su gravedad, ante molestias significativas es importante hablar con un especialista en venas, con el fin de recibir orientación y tratamiento adecuados.