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Las terapias CAR-T (receptores de antígeno quimérico) representan un hito en la medicina moderna. Se trata de una inmunoterapia personalizada en la que se modifican genéticamente las células T del paciente para que estas reconozcan y ataquen a las células cancerosas.

España, a la vanguardia en la incorporación de esta terapia, ha otorgado a los oncólogos médicos un papel protagonista en su administración, quienes desempeñan un rol esencial que va desde la selección del paciente candidato a recibir este tipo de terapias hasta la monitorización post-tratamiento.

Las CAR-T: un proceso complejo que requiere un abordaje multidisciplinar

Administrar terapias CAR-T es un proceso complejo que no puede ser llevado a cabo por cualquier oncólogo ni en cualquier centro médico. Por ello, ha de darse una serie de pasos que van desde la elección de pacientes adecuados para recibir terapias CAR-T hasta su seguimiento a largo plazo, teniendo en cuenta diversos indicadores que, por su complejidad, serán abordados en futuros artículos.

Lo que sí está claro es que el comité clínico-patológico y multidisciplinar ha de evaluar a los candidatos a estos medicamentos uno a uno, así como tener experiencia preclínica con células inmunoefectoras. A grandes rasgos, se pueden distinguir las siguientes etapas:

  • Elección del paciente apropiado: Uno de los primeros desafíos es la selección adecuada del paciente. No todos los enfermos de cáncer son candidatos para la terapia CAR-T. Son los oncólogos médicos quienes, basándose en criterios estrictos y su amplio conocimiento, identifican a aquellos pacientes que podrían beneficiarse, considerando factores como el tipo y estadio del cáncer, el historial de tratamientos previos y la salud general del individuo.
  • Preparación y coordinación multidisciplinar: La terapia CAR-T requiere una preparación intensiva. Una vez seleccionado el paciente, se extraen sus células T (aféresis), que posteriormente se envían a un laboratorio especializado para su modificación genética. Durante este período, es crucial que el oncólogo médico supervise y coordine el proceso, garantizando que el paciente esté en condiciones óptimas para recibir la terapia una vez que las células modificadas estén listas para ser reinfundidas.
  • Administración y monitorización rigurosa del paciente: La administración de las células CAR-T puede tener efectos secundarios, como el síndrome de liberación de citoquinas. Los oncólogos médicos deben estar preparados para reconocer y tratar estos efectos rápidamente. Posteriormente, tras la administración, la monitorización constante es esencial para evaluar la eficacia del tratamiento y la aparición de posibles complicaciones. Los oncólogos médicos, con su expertise, están en la mejor posición para llevar a cabo este seguimiento y garantizar el bienestar del paciente.

Dada la naturaleza innovadora de las terapias CAR-T, la formación continua es esencial. Los oncólogos médicos en España, conscientes de la rapidez con la que evoluciona este campo, invierten tiempo y recursos en capacitarse y estar al día con las últimas investigaciones y avances. Esta formación no solo es crucial para el correcto tratamiento de los pacientes, sino también para la evolución y mejora constante de estas terapias.

5 años desde la puesta en marcha Plan Nacional de Abordaje de Terapias Avanzadas

El Plan Nacional de Abordaje de Terapias Avanzadas en el Sistema Nacional de Salud (SNS) de España es una iniciativa promovida por el Ministerio de Sanidad para facilitar el acceso y la integración de las terapias avanzadas en el sistema público de salud. Las terapias avanzadas, como los medicamentos de terapia génica, de terapia celular y de ingeniería tisular, representan un avance significativo en el tratamiento de enfermedades que, a menudo, no tienen otras opciones terapéuticas.

España comenzó pisando fuerte en el campo de las terapias CAR con la implantación de este plan. Sin embargo, los trámites burocráticos están ralentizando la aprobación de estas terapias en España. Actualmente, nuestro país cuenta con 28 centros para la administración de CAR-T, que se han ido incorporando progresivamente al Plan de Abordaje de las Terapias Avanzadas desde su inicio en 2018, y pueden tratar a pacientes adultos con distintos tipos de linfoma, mieloma y leucemia con terapias CAR-T; en algunos casos, también pediátricos. Una red que cubre gran parte del territorio nacional y que ha permitido facilitar la administración de estas terapias a los pacientes, ya que, al haber más centros autorizados dispersados por el país, no es necesario, en gran parte de los los casos, tener que desplazarse lejos de su residencia habitual.

Retos: conseguir la autorización en España de un mayor número de CAR-T para tratar cánceres hematológicos

Las primeras CAR-T que llegaron a Europa fueron tisagenlecleucel y axicabtagén ciloleucel, ambas en julio de 2018, que son usadas para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer de la sangre. Una vez aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), fueron incorporadas a la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud (SNS) de España, en diciembre de 2018 y julio de 2019 respectivamente.

No obstante, nuestro país aún no ha autorizado la administración de terapias CAR en otros cánceres graves como el linfoma de zona marginal o linfoma folicular, a pesar de haber sido aprobadas por la EMA. Una situación que preocupa no solo a los pacientes, sino también a la comunidad médica, y que plantea grandes e importantes retos al SNS.