images

No es infrecuente que, ante determinados síntomas que empezamos a observar con el paso del tiempo, nos preguntemos si nuestro hijo tiene TDAH. Pero ¿qué es exactamente TDAH?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es una condición neuropsiquiátrica comúnmente identificada durante la infancia. Suele ser reconocido en niños entre los 3 y 6 años, con una mayor prevalencia en el inicio de la etapa escolar, muchas veces detectado por los propios educadores.

Sin embargo, los síntomas pueden variar significativamente entre niños, siendo muy común que se confundan con comportamientos típicos de la edad. Algunos de ellos son:

  • Falta de atención: Dificultad para mantener la concentración en tareas o actividades lúdicas.
  • Hiperactividad: Exceso de movimiento que no es apropiado para la edad o la situación.
  • Impulsividad: Tendencia a actuar sin pensar, incluyendo la interrupción de actividades o la dificultad para esperar su turno.

Es crucial observar y entender que estos comportamientos deben ser más intensos y frecuentes que en otros niños de la misma edad para considerarlos indicativos de TDAH.

¿Cómo se diagnostica el TDAH?

El diagnóstico de este trastorno en niños pequeños es complejo, ya que se trata de personas que aún no se saben expresar bien o identificar lo que les pasa. Por ello, la diagnosis siempre ha de correr a cargo de profesionales especializados. Un proceso que, entre otros elementos, incluye:

  • Evaluación médica: Descartar otras condiciones médicas que puedan causar síntomas similares.
  • Evaluaciones psicológicas y educativas: Examinar el comportamiento del niño en diferentes entornos, como la casa y la escuela.
  • Historial clínico y familiar: Analizar antecedentes de TDAH o trastornos relacionados en la familia.
El necesario abordaje multidimensional del TDAH

El tratamiento del TDAH requiere de un enfoque multidisciplinar, con intervención de especialistas procedentes de distintas áreas como pueden ser la Pediatría, la Psiquiatría o la Neurología, así como de la Psicología e incluso la Atención Primaria para que se efectúe un correcto seguimiento de cada caso particular.

Un abordaje que, en líneas generales, y sin entrar en casos concretos ni niveles de complejidad, debería incluir:

  • Intervenciones educativas: Adaptaciones en el entorno escolar para ayudar al niño a manejar mejor sus síntomas.
  • Terapia conductual: Enseñar habilidades para manejar el comportamiento, mejorar la autoestima y las relaciones sociales.
  • Medicación: Estimulantes y no estimulantes pueden ser prescritos para ayudar a controlar los síntomas.

Lo que sí está claro es que se debe partir de la premisa de que cada niño es único y, por tanto, la presentación del TDAH y su tratamiento puede variar de forma abismal. Una detección temprana y un enfoque integral son clave para ayudar a los niños con TDAH a alcanzar su máximo potencial. En este sentido, la colaboración entre padres, educadores y profesionales de la salud es fundamental para lograr un manejo efectivo de este trastorno.