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La voz es uno de los instrumentos más importantes que poseemos, una herramienta de comunicación esencial para interactuar con los demás, expresar nuestras emociones, y desempeñar múltiples roles en nuestra vida diaria, ya sea personal o profesional. Sin embargo, a menudo damos por sentada esta facultad tan vital y no somos conscientes de la importancia de mantenerla en buen estado. Si bien algunas personas, como los cantantes, locutores o profesores, son más conscientes de la necesidad de cuidar su voz debido a su trabajo, la realidad es que todos, en mayor o menor medida, dependemos de ella en el día a día.

La importancia de la voz

La voz es mucho más que un medio para emitir palabras. Es el resultado de un complejo proceso físico que involucra a varios órganos: los pulmones, las cuerdas vocales, los músculos y el diafragma, entre otros. Cuando hablamos, el aire exhalado pasa por la tráquea y llega a las cuerdas vocales, que se encuentran en la laringe, una estructura situada en el cuello. Estas cuerdas vibran para producir el sonido que luego se modula a través de la boca y la nariz.

No solo es un instrumento de comunicación, sino que también tiene una dimensión emocional y psicológica. A través de la voz, podemos expresar nuestras emociones, hacer que otros nos comprendan y establecer conexiones. Además, nuestra voz es parte de nuestra identidad; es un sello personal que no se puede imitar completamente, lo que la convierte en un medio único de interacción.

Factores que afectan la salud de nuestra voz

Aunque no lo pensemos con frecuencia, la voz, al igual que cualquier otra parte de nuestro cuerpo, está expuesta a diversas amenazas que pueden comprometer su salud. Los factores que más influyen en la salud vocal incluyen:

  1. Uso excesivo o incorrecto de la voz: las personas que deben hablar o cantar durante largos períodos de tiempo, como profesionales de la enseñanza, cantantes, actores, o presentadores de televisión, suelen ser más propensas a sufrir de fatiga vocal o de lesiones en las cuerdas vocales debido al esfuerzo excesivo. Hablar demasiado alto, gritar o hacer un uso incorrecto de la voz (por ejemplo, forzarla sin calentar) puede desencadenar trastornos como la disfonía (pérdida de la voz temporal o permanente).
  2. Condiciones de salud: diversas afecciones pueden afectar la voz, como el resfriado común, la gripe o las alergias. Estas enfermedades pueden inflamar las cuerdas vocales, dificultando la producción del sonido y causando molestias. Otras afecciones más graves, como el reflujo gastroesofágico (acidez estomacal), también pueden irritar la laringe y alterar la voz.
  3. Hábitos poco saludables: fumar es uno de los hábitos más dañinos para la voz, ya que el humo irrita las cuerdas vocales y reduce su capacidad de vibración, lo que puede llevar a un acortamiento de la duración de la voz o, en casos más graves, a enfermedades como el cáncer de laringe. El alcohol y el consumo excesivo de cafeína también pueden deshidratar la laringe, haciéndola más susceptible a irritaciones.
  4. Ambientes secos o contaminados: los ambientes secos o con contaminación del aire afectan la hidratación de las cuerdas vocales, lo que puede hacer que la voz suene ronca o áspera. Las personas que trabajan en ambientes cerrados con aire acondicionado o calefacción pueden experimentar estos problemas con mayor frecuencia.
Cómo cuidar adecuadamente la voz

Al igual que cualquier otro aspecto de nuestra salud, podemos tomar medidas para mantener nuestra voz en buen estado.

  • Ten una hidratación adecuada: las cuerdas vocales son sensibles a la deshidratación, por lo que es fundamental beber suficiente agua durante el día. La hidratación ayuda a mantener la elasticidad de las cuerdas vocales y previene la irritación.
  • Evita forzarla: es importante no gritar ni hablar demasiado alto, ya que esto puede tensar las cuerdas vocales y causar fatiga. Un buen calentamiento vocal también es fundamental antes de utilizar la voz durante largos periodos, especialmente para cantantes o profesionales que usan su voz de manera intensa.
  • Descansa la voz: la voz necesita descanso. Si has estado hablando durante mucho tiempo, asegúrate de tomar breves descansos.
  • Mantén una postura correcta: para evitar tensiones en las cuerdas vocales, asegúrate de mantener una buena postura mientras hablas o cantas. Los músculos del cuello y la espalda deben estar relajados para facilitar la vibración de las cuerdas vocales sin esfuerzo excesivo.
  • Evita fumar y limita el alcohol: fumar irrita gravemente las cuerdas vocales, además de aumentar el riesgo de enfermedades pulmonares y de la laringe. Limitar el consumo de alcohol y cafeína también ayuda a prevenir la deshidratación de la laringe y mantener la voz en buen estado.

Si experimentas problemas vocales persistentes, como ronquera, dificultad para hablar, o dolor al hablar, es importante consultar a un otorrinolaringólogo o un foniatra. Estos especialistas pueden diagnosticar afecciones vocales y ofrecerte tratamientos adecuados. Mantener la voz sana es clave para asegurar que podamos seguir utilizándola con claridad y sin molestias durante toda nuestra vida.